Día 2: Nairobi

Pues ya estamos en Nairobi. El viaje en avión muy bueno pero cuando hemos llegado a la cinta de los equipajes aquí en destino, la maleta de Olga con dos bollos y la mía sin correa, reventada la cerradura y revisada. Encima no han dejado ni un papel, menos mal que no me han quitado nada. Pero ahora ira la maleta abierta todo el camino, menos en los aviones que le pondré un candado claro. Además es que lo mismo ha sido en Barajas. 

Esta ciudad es bastante fea, con infraestructuras medianamente buenas, con edificios altos modernos, pero con mucha mierda por el camino. Hemos visto varios mercadillos de fruta y ropa pero para ellos, la gente bastante amable. 

En el camino desde el aeropuerto al hotel hemos visto las primeras cebras por el campo. No es por nada pero a mí estos animales siempre me han parecido burritos con pijama. Dice Olga que aquí entre la maleza o follaje, lo que más o guste, que solo se veían cultos rallados. Anda que como estuviera él Masai escondido ni lo hemos visto.

El hotel Amber se llama, no está mal, y la habitación es pequeña pero cómoda, y la ducha muy buena. Esta situado en el quinto coño y tiene al lado un centro comercial que por fuera no es nada del otro mundo pero tiene cines y todo. Eso si desde el hotel está a 100 metros andando por un barrizal porque lo que es acera yo no he visto, menos mal que no llueve y hace muy buena temperatura. Ha sido un día muy largo y mañana nos tenemos que levantar a las 5 de la mañana y tenemos 6 horas de trayecto hasta el siguiente destino. En unos días volveremos a Nairobi y ya veremos más cosas. 

Aquí Olveira que es farmacéutica, y por aquello de la deformación profesional, se está echando el relec extraforte a cubos dentro de la habitación. Esta va a asustar hasta los hipopótamos más que al Anopheles.